Ya no puedo más

– Estoy harto, ya no aguanto más, esto es insoportable, es como si viviera la vida de otro, llego aquí a las 8 de la mañana y salgo, con suerte, 12 horas más tarde, sin tiempo apenas para ir al baño –

– Y si fuera coyuntural dices, bueno, aguanta el chaparrón pero hace más de dos años que el ritmo es este, y encima con recortes que no dejan lugar a nada, ni para mi ni para mi equipo, ¡ya no sé que más inventar! –

¿Os suena?, esta es una conversación real con una persona con la que me une una gran amistad. Dejarme añadir otros retazos de la misma, convenientemente desdibujados.

– ¿Y tu cuerpo? – le pregunté

– Con la espalda contracturada desde hace… ya ni me acuerdo, no paro de ir al fisio y no me sirve de nada. Solo me alivian unos relajantes musculares, de la familia de las benzodiacepinas, ya sabes –

– Si, ¿sabes que crean adicción? –

– Sí, sí, no te preocupes, lo tengo controlado. Ha sido la única manera de poder descansar, bueno, eso y la férula de descarga, porque tenía la musculatura de la boca machacada –

– ¿Lo has hablado con tu jefe? –

– Está igual que yo, por no decir peor; el otro día le vi con la cara desencajada y es que la presión que soporta aún es mayor. Un día se le escapó decirme que debería pedir la baja pero que no lo hacía por pudor profesional, los jefes no se ponen enfermos –

– Bien, y ¿qué vas a hacer con todo esto? –

– Estoy empezando a plantearme una salida, no sé de que tipo, ni cómo ni cuando, pero tengo que salir de aquí de inmediato –

La conversación es real con una amistad, de hace muchos años, con la que habíamos trabajado codo a codo, muy parecida a la historia de Pedro, el protagonista de “El éxito eres Tu”, cuya versión en papel puedes comprar en ese enlace.

¿Te identificas con esa charla?, si es así, o la organización o tu, o mejor ambos, tenéis que empezar a tomar cartas en el asunto, estás inmerso en una situación tóxica cuyo precio es muy alto.

¿Qué vas a hacer para cambiar esto?