Vivir siguiendo unos valores
Por Jordi Vilá
Recuerdo aquel momento álgido de mi vida, aquel momento en que el universo entero pareció pararse y ponerse a mi entera disposición, aquel momento en el que, en fin, me pareció estar alineado con el mundo, en un estado de plenitud que me trascendía a mi mismo y me hacía formar parte de un todo. Las sensaciones podían ir de la euforia a la placidez, de la ensoñación a una actividad frenética, fruto todo ello de sentirme pleno.
Habitualmente, eso no se produce porque hayamos conseguido tal o cual objetivo, aunque también puede ser esa la causa, si no porque se produce la más compleja de las alineaciones posibles: aquella que permite que estemos viviendo nuestros valores en su máxima expresión.
Podemos ver personas viviendo bajo mínimos, que viven en ese estado de plenitud, junto a personas que, habiendo conseguido cuanto se habían propuesto, siguen sintiéndose vacías y con una vida sin sentido.
La RAE, en su primera acepción de valor nos dice: Grado de utilidad o aptitud de las cosas, para satisfacer las necesidades o proporcionar bienestar o deleite, pero me gustaría proponeros otra definición más acorde a este estado: Elementos de la vida personal u organizacional que suponen nuestras palancas de actuación.
En el momento en que una persona o colectivo está viviendo de acuerdo con esos valores, no existen los imposibles, desde ahí, todo es realizable, y es que ello supone una carga vital difícil de igualar por nada; son aquellos momentos en los que nos vemos a nosotros mismos o a nuestro equipo dotados de unas destrezas y habilidades que nos permitirán aquello que nos hayamos propuesto.
Por el contrario, cuando esos valores están siendo pisoteados, cuando vivimos de forma incoherente con ellos, el estado anímico se torna irascible, nuestro tono es bajo y la visión se torna estrecha y pobre.
En muchas ocasiones, una visión a corto plazo nos llevará a mirar hacia otro lado en lugar de tenerlos como brújula mientras, visiones a más largo plazo, nos indican un camino que, pese a ser quizás más tortuoso, nos garantiza tenerlos como nuestro norte Vital, con unos réditos que superan, y en mucho, la primera de las opciones.
Ir hacia ese momento álgido, tuyo o de tu equipo, explorar qué es lo que había en ese espacio y en ese momento, identificar cuáles eran los valores que se encontraban ahí y tenerlos como mapa, ayudará a poder definir un sentido de la vida personal o del colectivo.
¿Buscamos juntos esos valores?