Soy del 62
Por Jordi Vilá
Nací en el 62, así que tengo…y tantos, situado en la generación del babyboom, hijo del UHF, de la Carta de Ajuste, de las teles en blanco y negro cuyo mando a distancia éramos los hijos pequeños.
Hijo también del teléfono de góndola, del programa doble en el cine, de los pañales de tela. Fuimos los que aún hacíamos la mili, los que quedábamos por teléfono sin posibilidad de desquedar 5 minutos antes, de los que llamábamos desde una cabina (si encontrabas alguna a la que no le hubieran arrancado el auricular).
Aún vimos la regla de cálculo y los primeros ordenadores. Google era algo así como un número de la CTNE en la que te daban algo de información y, en las mejores casas, la Espasa en sus estantes…
Esa era la generación del 62, y puedo decir que no salimos del todo mal, e incluso me atrevería a decir que muy bien.
¿Por qué os cuento todo esto?. Hace unos días veía al hijo pequeño de unos amigos, el cual tiene 15 años, es decir, nativo del siglo XXI, iba cacharreando con su teléfono móvil, enviando whats App, correos electrónicos, etc., mientras su atención estaba fijada en la pantalla del ordenador (¿quién dijo que el ser humano no es multitarea?), donde veía una serie de adolescentes en inglés.
La idea que me vino a la cabeza fue imaginarme a ese chaval transportado al año 1977, con las manifestaciones preamnistía, en tal mes como este, en el que ya había decidido si haría el bachiller de ciencias, letras o mixto…o tal vez iría a FP. De repente se encontraría pidiéndole a alguno de sus condiscípulos su tableta para enviar un e-mail, mientras éste le miraba con cara de decirle – deja ya de fumar lo que estés fumando –
Imaginemos por un momento la escena, imaginemos a esa criatura entrando en una discoteca en la que, de repente, las luces se atenúan y empiezan a sonar baladas, un viernes tarde en el que su padre no le puede dar la paga semanal porque no ha podido pasar por el banco (los cajeros se contaban con los dedos de una mano).
Fueron tiempos maravillosos como son maravillosos los de ahora, y cada cual vive la vida que el universo le ha puesto ante sí. Absurdo es pensar que aquella fue mejor como absurdo lo es pensar que lo es ésta, la mejor vida es aquella que nos ha sido dada, la que vivimos hoy, ni tan siquiera la de ayer o la de mañana.
Y aún y así, hay cosas que no cambian, ¿qué crees que no ha cambiado en la historia de la humanidad pese al avance de la ciencia?