Siempre comparando
Por Jordi Vilá
Una vez más el post del fin de semana arranca con el visionado de este vídeo de algo menos de 4 minutos que te prometo intensos por el mensaje del mismo:
…Y ahora, tan solo algunas reflexiones en forma de pregunta:
- ¿Qué hace que siempre estemos tan pendientes de los otros?
- ¿Cómo sería nuestra vida si nos aceptáramos como somos y lucháramos por la persona que queremos ser?
- ¿Con qué profundidad conocemos la vida de aquella persona que envidiamos?
Demasiado a menudo nos comparamos, entramos en absurdas competiciones que no nos llevan más que a la frustración y al dolor, ignorantes de unos valores intrínsecos que anidan en nuestro interior y que no nos molestamos en buscar porque, ese camino interior, es intrincado y complejo, además, requiere un esfuerzo emocional que quizás no estemos dispuestos a hacer.
En este caso, la envidia por lo que el niño piensa que es una vida mejor, hace que solo se fije en los signos externos y, por el contrario, el otro niño, acepta su situación y, cuando se produce el cambio, sabe también disfrutar de ello.
El cuento sufí nos pregunta ¿qué es bueno y qué es malo?, y es que el prisma con el que miro la vida del otro, es quizás incompleto o está limitado en el tiempo.
¿Cuáles son los zapatos que hoy ansías?
¿Qué hay en ti de lo que te sientes verdaderamente orgulloso? ¿En qué tienes un don especial y cómo puedes sacarlo más?