Secuestro permitido
Por Jordi Vilá
Huelga de metro durante tres meses en Barcelona, cada lunes.
30 de mayo, llego al aeropuerto de Barcelona tras un vuelo de 14 horas procedente de Chile y mi sueño era tomar un taxi para llegar a casa, desgraciadamente, huelga de taxistas que me hace descubrir que puedo trasladarme en tren por 1 viaje de mi bonobus (0,95€), contra los 34€ que me costó el último Taxi al aeropuerto.
4 de agosto, tras todo un año trabajando, llego al aeropuerto del Prat con 4 horas de antelación y casi pierdo el vuelo ya que los señores trabajadores de ¿Seguridad? de Eulen se consideran explotados. Miles de personas condenadas y pisoteadas por el derecho de unos pocos, de hecho, hoy oigo que la van a repetir a partir del próximo 10 de septiembre, así lo han decidido 115 de los 350 empelados, ¿el usuario?, ¡me da igual!
Lo del metro simplemente no tiene nombre, en lo del Taxi he podido ver que alguien con sentido común ha decidido impulsar mejoras con la propuesta de hacer más atractivo el servicio a partir de la App Mytaxi. La verdad es que en un mercado competitivo, lo que provocó en mi la huelga fue el deseo de no volver a contratar uno e ir a servicios alternativos como el tren, Cabify o Huber.
¿Qué tal mimar al cliente y hacer que ni de broma me plantee cambiar el servicio de Taxi?, coches más nuevos, taxistas más amables y serviciales conocedores de la ciudad, etc. Privarme del servicio me incentiva a buscar alternativas y, créanme, una vez perdida una posición en el mercado, recuperarla se hace extremadamente complejo sino imposible.
Lo del aeropuerto no tiene nombre, las fotos que ilustran el presente artículo fueron tomadas en la T2 del aeropuerto de Barcelona a las 7:15 de la mañana (había llegado a las 5:00 para un vuelo que salía a las 9:00). A la huelga, que en principio tan solo duraba una hora, se añadió la prepotencia y desfachatez de unos sujetos que aún no han entendido que prestan un servicio.
¿Qué trabajan muchas horas? ¿qué se incumplen los convenios? ¿qué van estresados?, la ley vigente no permite ese tipo de trato a los trabajadores, así que la denuncia ante la inspección puede darles un buen resultado.
Las colas de horas de espera que se produjeron hacían campo abonado para que ocurriera cualquier desgracia.
Antes de plantearse una huelga, platéense soluciones alternativas, aunque ese tipo de secuestro esté permitido, no esperen una mirada de comprensión por parte de la inmensa mayoría de usuarios, que sea legal no implica que sea ético.
¿Dónde acaba su libertad y dónde empieza la mía?