Reflexión paradójica de verano
Por Jordi Vilá
Son muchas las paradojas con las que nos encontramos a diario, o quizás deberíamos decir que creemos que son paradojas algunas de ellas, sin que sean tales, si no auténticas afirmaciones que tienen todo el sentido.
Siempre me he preguntado porque solemos decir que subimos arriba o bajamos abajo y, de hecho, no he oído jamás lo contrario, salvo quizás en tonos jocosos, como cuando queremos dejar de manifiesto algo absurdo, no obstante, con tan solo darles alguna vuelta, podemos encontrar auténticas perlas de conocimiento.
¿Por qué no podemos afirmar que ir hacia abajo, en el camino interior, podría ser ascender, es decir, subir en nuestro conocimiento?, de ese modo, podríamos indicar que subimos hacia abajo y, del mismo modo, podríamos bajar hacia arriba, cuando la codicia nos hace escalar en el escalafón social a costa de nuestros principios, con lo que nuestra autoestima bajaría muchos enteros a costa de ascender socialmente.
Tengo claro que si usamos esa, en principio, iteración, es porque pensamos que el contrario también es posible, pero nos asombramos cuando alguien lo utiliza, sin pararnos a pensar si es simplemente un automatismo del intelecto, o es realmente algo más.
Podríamos pensar que esto es el mundo al revés, pero también podríamos pensar que puede ser un modo de ver las cosas desde ópticas algo más elaboradas, huyendo de la obviedad para adentrarnos en la profundidad, aunque también es posible que alguien piense que tengo muy poco trabajo y, por ello, dedico parte de mi tiempo a este tipo de reflexiones lo cual, en esta época estival, tampoco se aleja mucho de la verdad.
En cualquier caso, también debo afirmar que lo obvio, no por ello es menos cierto y, por tanto, con decir que subo o bajo, sería suficiente, sin tener que afirmar que es hacia arriba o hacia abajo, salvo que jugáramos con esas figuras lingüísticas que nos permiten rizar el rizo.
Bien, como veis, este puñado de palabras, no es más que una reflexión veraniega que, lo único que pretende es mantener una actividad intelectual que impida al óxido veraniego posarse en las neuronas e inutilizarlas de pura inacción, pero también podrían suponer en sí mismas, una pura paradoja.
¿Subes o bajas, entras fuera o sales dentro?