¡Quedan Valientes!!
Por Jordi Vilá
Recorrí kilómetros y kilómetros buscando esos ingredientes que permiten la innovación: la creatividad, la confianza, el coraje, la valentía, pero no había forma de encontrarlo.
Recorrí gobiernos e instituciones y solo encontré miedos, egos y soberbias o, en una palabra, ansias de poder, sin poder hallar esa confianza que buscaba. Me hablaron de países en los que en su día todos esos ingredientes estuvieron en épocas de transición, uniendo pueblos y derrocando reyezuelos de república bananera.
Acudí a empresas y volví a encontrarme con cosas parecidas, si bien es cierto que existían grupos de personas que luchaban hasta la exasperación por mantener unos ideales y unos valores, tanto en grandes como en pequeñas organizaciones, aunque parecía que la mayor parte de ellas, tan solo llevaran gafas para ver de cerca.
Pensé entonces en los representantes de los trabajadores, otrora tan útiles para la sociedad y descubrí grandes dosis de protagonismo y muy pocas de auténtica representación social. Cada organización estiraba hacia un lado sin preocuparse en exceso del estado de su, teóricamente, protegido.
Me uní a manifestaciones populares y descubrí en ellas a líderes más preocupados por sus propios intereses que por los de la comunidad. La gran farsa de la representación popular a gran escala, atacando comercios y menoscabando la libertad del prójimo.
Supuse que aquello que buscaba ya habría desparecido de la faz de la tierra, hasta que se me ocurrió entrar en un parvulario, una de esas escuelas para chiquitines de entre 3 y 5 años. Allí descubrí maestros con caras ilusionadas, pequeñajos con ojos desbordantes, escuchando por los ojos y oyendo con sus miradas.
Ellos desconocían esos miedos de los adultos, no habían tapujos, las cosas se llamaban por su nombre y, aunque esos guías de su desarrollo marcaban unos límites, seguían correteando ajenos a los peligros de la brecha en la frente y, de hecho, más de una rodilla lucía las medallas de la costra y el repelón.
Realmente, en los niños pude encontrar esos diamantes del comportamiento, esas joyas del valor.
¿Seguimos buscando juntos esos pozos de futuro?