¿Qué me traerá el día, qué seré capaz de atraer?
Por Jordi Vilá
Hoy he sido consciente de lo afortunado que soy, y lo ha provocado la reflexión de los hechos ocurridos esta semana, de haber visto los aprendizajes personales que me brindaban mis propios actos y los de otros, la fuerza que había en ellos, en todos ellos.
Y de esa reflexión y de poder compartir Vida con otros que se brindan a abrir sus esencias, me surge la injusticia de permitirme juzgar a alguien, ¿qué sé yo de sus circunstancias, de su vida, de sus sueños y anhelos, de sus miedos y sus fantasmas?
Lo primero que me ha invadido ha sido una gran sensación de serenidad, de placidez, sin que nada a priori lo hubiera provocado. Simplemente vivir, sin más…y sin menos.
Tengo la gran suerte de compartir experiencias y conocimientos cuando doy clases, cuando acompaño a otros en su formación y en su crecimiento y en el mío propio.
Algo parecido ocurre cuando desarrollo mi faceta de facilitador o de coach, acompañando a otros en su camino hacia sí mismos, no se trata de vivir sus vidas, simplemente se trata de conseguir que tengan un punto de apoyo en el que sostenerse llegado el caso.
Y entonces veo la grandeza de todos ellos, de la chica joven o del directivo caído, de la ejecutiva exitosa o del profesional ilusionado por un futuro que sin duda llegará. Grandes en su Ser, ya sea en la fortuna o en la desgracia, ¿desgracia?, ¿quién sabe qué es eso? Hoy lo será y mañana, ¿quién dirá?
¿Cuántos aprendizajes llegan de aquello que pensamos no poder superar y que supuso el mejor de los regalos?
Desgracias que pensé que jamás superaría son hoy páginas de oro de mi historia, aquellas lágrimas que me permitieron aprender, aquellas risas que me hicieron relativizar.
Aprendí que todo pasa, lo que creo bueno y lo que creo malo, y un nuevo ciclo empieza, con la seguridad de que aquello que nace morirá y que lo que muere, no hace más que mutar.
¿Qué me traerá el día, qué seré capaz de atraer?