Odio y sinrazón, es poco lo que nos separa de la calle
Por Jordi Vilá
En dos días han sido dos fuertes impactos los que han llegado hasta mi, por un lado veía el reportaje de el convidat de Albert Om, en el que compartía experiencias con Jaume Marsé, por otro, leía esta mañana en elconfidencial.com el reportaje Violencia contra los sin hogar de Ana Goñi.
Ambos impactos me llevaron a una profunda reflexión que no me es ajena: la violencia, el odio y la incomprensión hacia el más débil, sin entender que la línea que nos separa de ellos es fina, muy fina, aunque no nos lo pueda parecer.
Una vida plácida forjada en el esfuerzo personal o en el hecho de haber nacido en una familia determinada, nos aleja de ese pensamiento y sin embargo, un giro en nuestra vida nos puede llevar a luchar por el espacio en un cajero, en un banco o en las escaleras del metro: la pérdida del trabajo, el alcohol, el juego o algún tipo de desorden emocional…o una mezcla de algunos de ellos, o de otros distintos. ¿Qué historia hay tras cada uno de estos seres humanos?
Recuerdo a uno de los pioneros en el tratamiento del alcoholismo, un Psiquiatra que ama a las personas, nos contaba que a un alcohólico de un indigente, tan solo le separa un espacio de tiempo, algo que decía para reflejar el sufrimiento de unas personas que no dejan de serlo, por más que en algún momento podamos llegar a pensarlo.
En la entrevista a Jaume Marsé, este nos dice literalmente “el alcohol te puede llevar a la calle pero, lo que es seguro, es que la calle te llevará al alcohol”. En ese momento, un uso muy social como el consumo de alcohol, se torna en desprecio; fulanito o menganita ha traspasado la barrera de la decencia.
En el artículo de Ana Goñi, el reflejo es de estas personas sin techo, sufriendo agresiones de una forma habitual. ¿Qué es lo que nos lleva a ello?, algo curioso es que casi siempre estas agresiones se producen en grupo, algo así como “la valentía del grupo”, el encontrar una forma de espantar el miedo con la agresión.
Olvidaba el impacto de una alumna del máster en el que imparto clases, una chica que en su deseo de ser útil, se ha integrado en la red de voluntarios de calle de la organización Arrels, una organización que acompaña a las personas sin techo. Hay una pléyade de valientes, de héroes cotidianos, como los tituló Pilar Jericó, haciendo frente a la desgracia, la violencia y el desprecio sin ir de salvadores. A todos gracias, con la esperanza de poder empezar a tener su generosidad, coraje y valentía.
¿Qué es lo que me separa de la calle?