Miedo a ser yo mismo
Por Jordi Vilá
Es uno de los temores más recurrentes del ser humano: ser rechazado y, lo que es curioso, es que buena parte de ese miedo tiene unos fundamentos muy débiles y unas consecuencias nefastas ya que se puede acabar viviendo una vida ficticia, una vida que es de otro.
Estoy contigo e interpreto la forma en que creo que quieres que me comporte, y así actúo, así dirijo mis comportamientos en familia, en el círculo de amistades o en el profesional, sin apenas darme cuenta de que estoy siendo poco más que una marioneta.
Fijémonos bien en una parte del párrafo anterior “interpreto la forma en que creo que quieres que me comporte”, es decir, que ni tan siquiera tengo la seguridad de que esto sea cierto, por lo que las posibilidades de que sea un error son altas.
Por otro lado, y lo he podido comprobar en algunos perfiles de managers, querer gustar a todos es la mejor de las recetas para no gustar a nadie y ser un jefe pusilánime.
Es obvio que quiero cumplir con unas mínimas reglas de convivencia y, a partir de ahí, actuar como soy y me siento, será una forma en que pueda Ser y vivir con mayúsculas, eso sí, cuidando el impacto que pudiera tener en mi entorno.
Hay mucho lastre detrás, muchas creencias forjadas desde la más tierna infancia, patrones de comportamiento que me van castrando, que van haciendo que me aleje del ser que quiero ser, auténticas cargas que no hacen más que amargarme la vida, y ahí es dónde puedo poner remedio.
Cierto, habrá personas a las que no les guste, quizás incluso les aborrezca, y seguro que también habrá otras que, por esos mismos motivos, se sientan almas gemelas conmigo, valdrá la pena esa limpieza relacional que me permite ser quien realmente quiero ser, no en vano Gottman afirmaba que hay un 10% de la población con la que difícilmente podré relacionarme por una simple incompatibilidad de caracteres.
Vivir la vida de otro es pesado y emocionalmente desgastante ¿cuáles serán las consecuencias de ser yo mismo?