Microculturas
Por Jordi Vilá
Oigo hablar mucho de la diversidad cultural, tanto a nivel doméstico como político, profesional, etc., y es importante que este término esté en boga, porque esa diversidad cultural que tanto enriquece a quien la vive, también puede ser motivo de controversia y tensiones.
Cuando viajo a Estados Unidos, Nueva Zelanda o la Antártida, está claro que la distancia, el idioma o el mismo clima, hacen que los usos y costumbres sean diferentes, en una palabra, la “cultura” y, por tanto, entra dentro de la normalidad.
Si nos movemos en el ámbito organizacional, Galvez y Tirado definen la cultura organizacional como “conjunto de valores, normas, creencias, guías, conocimientos y saberes compartidos por una organización», así, encontraremos normal que existan diferencias notables entre una organización nipona y otra española, a fin de cuentas, son culturas bien distintas.
Es también normal que esto mismo ocurra en el mismo país y en sectores bien diferenciados, ya que la cultura del sector sanitario y la del ocio son bien distintas, por los motivos que sean.
Hasta aquí, todo normal y aceptado, bajemos un poco más, vayamos a una única organización, a una instalación y sigamos dentro de lo aceptado: departamento de Ingeniería y departamento de Ventas, de nuevo culturas diferentes y aceptada esta diferencia.
Continuemos con el razonamiento bajando otro peldaño, el mismo departamento, con una cultura establecida, resulta que cuenta con personas que son únicas cada una de ellas, condicionadas por su propia cultura, las creencias construidas, la educación recibida y las experiencias personales vividas…
Ahí el tema se empieza a complicar, empiezan a surgir algunas tensiones, si fulanito es distinto de mi no entra dentro de mis esquemas, me pone nervioso que no vea lo mismo que yo tengo tan claro, quizás lo hace para incomodarme.
Surgen las tensiones, los problemas, y lo hacen porque no se han considerado las microculturas, pretendiendo que sea un “café para todos”, algo que da pie a conflictos que van escalando, a fin de cuentas, aquí se viene a trabajar… ¿seguro que solo se viene a trabajar?
Considerar los entornos como un conjunto de microculturas puede hacer que el liderazgo resulte algo más complejo y mucho más gratificante, experiencias en gemelos univitelinos demuestran que personas que deberían ser prácticamente iguales, distan mucho de serlo.
Trabajar en esta diversidad propiciando el conocimiento de las distintas realidades conseguirá una mayor comprensión y un crecimiento de las personas de la organización, con todo lo que ello supone.
¿Para cuándo trabajar las microculturas en entornos profesionales?