Mi mundo, mi mapa
Por Jordi Vilá
Caras serias son las que me cruzo a diario, me miro en el espejo y más veces de las que querría, también la mía tiene ese cariz, entonces me pregunto qué lo ha provocado y en un buen número, la respuesta es que me complico demasiado.
Mis valores son muy simples, al menos de enunciado, libertad, familia, justicia, lealtad, … y mi sistema de creencias, mi mapa, extremadamente complejo, en parte porque así me lo transmitieron y en parte porque así lo he construido.
Entonces miro aquí y allá y empiezo a ver corsés, montones de ellos por todos lados, círculos de personas que apenas se muestran como realmente son, y eso considerando el ámbito que quiera, ya sea personal, festivo o profesional.
Lo políticamente correcto, o mejor dicho, lo que yo considero que es políticamente correcto y que no tiene que coincidir, de hecho casi nunca lo hace, con lo que lo es.
Y cuando me decido a Ser quien realmente soy, lejos de encontrar el rechazo previsto, encuentro mayor aceptación, y desde ahí empiezo a ver que los otros también empiezan a cambiar y se permiten ser más ellos mismos, algo que me lleva a la eterna reflexión: yo no cambiaré a nadie pero, si cambio yo, mi entorno quedará modificado.
¡Que complejo y que simple a la vez!, simplemente Ser yo mismo, con mayúsculas, hacerlo fácil y hacerlo bien, de algún modo es mostrar la cara oculta de la luna, aquella que nunca se ve, aquella que juguetona, o quizás temerosa, se esconde para no ser vista.
Desde hace un tiempo, me permito ser yo mismo también en mi labor profesional, como profesor, o más bien como facilitador y como coach y el impacto en la persona o colectivo es notablemente más potente, ya que no hay nada que genere mayor nivel de confianza que percibir autenticidad en la persona con quien estamos.
Dicho esto, la conclusión es: hazlo fácil y hazlo ya, no esperar a mañana y, como dice una buena amiga, más vale una vez rojo que cien amarillo.
¿Lo hacemos fácil?