Mi libro de Vida
Por Jordi Vilá
No importa la historia de la cual partamos, de los orígenes de nuestra familia o de su propia historia, llegamos a este mundo desnudos en todos los sentidos, con algunos conocimientos innatos, es decir, previos al aprendizaje pero poco más.
Nuestro cuaderno de vida, el lienzo de nuestra existencia parte en blanco, incluso si naciéramos con algún déficit físico o cognitivo, puesto que nuestro lienzo lo seguiría siendo aunque, quizás y solo quizás, de un modo distinto.
Nuestras familias, nuestro entorno más próximo, especialmente en los primeros años de vida, nos proporcionan la paleta y los colores que supondrán los conocimientos, creencias y costumbres, unas nos limitarán y otras nos impulsarán, pero siempre podremos pintar encima y, de alguna forma, deshacer aquello que otros escribieron, aún y con la mejor intención.
Transcurre el camino, transcurre nuestra vida y vamos pintando el lienzo, escribiendo nuestro libro de vida, en ocasiones con lágrimas, en ocasiones con nostalgia, alegría, dolor o ira. Páginas que quedan escritas, trazos que se mantienen en nuestro lienzo y que conforman nuestra historia, una historia que nos condiciona pero que en ningún caso nos determina. El futuro no está escrito, como tampoco lo está el hoy, que justo ahora se escribe y ya es pasado.
Una página tras otra, con capítulos brillantes y capítulos para el olvido. Critico a esta persona o a aquella otra, sin ser consciente de que no conozco su libro de vida, su lienzo, su película, y con ello soy parcial e injusto, ¿qué ocurriría si me tomara la molestia de conocer aquello que ahora ignoro y que, por otro lado, parece no importarme?
Todos escribimos en ese libro nuestro. El otro día me sorprendía pensando que es como un álbum de fotos del alma, preñado de recuerdos y vivencias, quizás habría algunas que me gustaría eliminar, aunque no quiero ignorar que soy quien soy gracias a lo vivido hasta ahora, para bien y para mal, ¿cómo sería si esto o lo otro no hubiera ocurrido?, no lo sé, quizás puedo hacer una aproximación pero, ni de lejos, se acercaría a la certidumbre que hoy puedo tener de mi presente.
Es mi libro, es mi lienzo, es mi sinfonía, toda ella aún por escribir, pese a lo que ya hubiera escrito, pintado o tocado.
¿cómo quiero hoy que sea mi historia mañana?