Magia en la sala
Por Jordi Vilá
Reconozco ser un privilegiado en todas las áreas de mi vida, aunque de vez en cuando salga de mi el agorero que se empieza a quejar de esto y aquello…Humanum est, dirían los romanos; tengo el día cenizo, diríamos hoy.
¿Por qué esta reflexión?, tengo como profesión mi pasión: acompañar personas, a algunas en colectivos, facilitando sus relaciones como equipos, grupos o tandems, a otras individualmente mediante el coaching ejecutivo o de vida, imparto clases en algunas universidades y escuelas de negocios, y todo ello sigue nutriéndome día a día.
Sí, es cierto, veo la miseria humana principalmente en los periódicos y en algunas actitudes mezquinas que son, fundamentalmente, de defensa, una defensa en ocasiones propiciada por unos sistemas de creencias que anidaron en la infancia y que tienen un sentido positivo para la persona que las vive.
…Y también es cierto que veo la grandeza humana cada día, sin faltar uno, en pequeños y grandes detalles, como veo el potencial de crecimiento del ser humano, muy lejos del pensamiento que cada uno de nosotros pueda tener de sí mismo, y es que los límites, la mayor parte de veces, están tan solo en nuestra mente.
En las clases, se observan caras expectantes unas, ansiosas por el aprendizaje otras y al fin, también las descreídas ya que no deja de ser que lo que trabajo es, precisamente, el ser humano como individuo y como colectivo y sus comportamientos.
Dicho lo anterior, puedo afirmar que en todos los casos, pidiendo voluntarios para hacer una demostración de tal o cual herramienta, han salido personas con voluntad de compartir vivencias muy íntimas que han resultado auténticas perlas de crecimiento para todo el grupo.
Ver como esas personas se abren a sí mismas, se muestran gestionando sus temores, ilusiones, anhelos…es algo así como la máxima expresión de generosidad.
La última de las ocasiones en la sala tan solo se escuchaban las palabras de la otra persona y de mi, nuestros silencios, nuestra complicidad, el puente de confianza que habíamos creado en tan escaso tiempo y, al terminar, las caras de admiración del resto de alumnos hacia su colega y hacia la potencia de la sencillez del coaching, eran patentes.
Ese día, como tantos otros, se produjo Magia, si por Magia entendemos darnos cuenta de algo que deseamos con todas nuestras fuerzas y salimos en su busca con toda nuestra fuerza.
Gracias universo por poner en camino a estas personas como compañeras de viaje, ellas crecen y me hacen crecer en mi.
¿Cuál sería tu primer paso para iniciar este camino?