Luz en la oscuridad
Por Jordi Vilá
La vida es un festival…hasta que deja de serlo. Vivimos con nuestras pequeñas y grandes ilusiones y angustias que vemos enormes, como grandes dragones o cisnes a los que queremos matar o acunar.
Hasta que llega un verdadero dragón, algo que nos hace dar cuenta de que eso sí es verdaderamente un problema, un tropiezo importante en nuestro camino de vida, no lo que habíamos vivido hasta ahora, y nos damos cuenta de que cada segundo es importante, que cada momento cuenta, que es aquí y es ahora, no ayer ni dentro de un rato.
¿Te suena?, en su día fueron personas muy queridas y próximas, hoy son dos amigas que están sintiendo que esto no es lo que habían imaginado. Mujeres fuertes, íntegras y de coraje que, no obstante, sienten el sabor del sufrimiento más intenso en su propia esencia, en el interior más profundo, aquel en el que duermen sus ángeles y sus demonios.
Hoy oigo el llanto de un niño y aprecio ese lloro, como aprecio ese olor al entrar en casa y sentir el aroma que hay en cada hogar, ese que nos recuerda que estamos seguros y a cubierto y que en ese entorno nos podemos dejar ir y mostrarnos como somos.
Un día miraremos atrás y veremos esa parte de nuestra vida como una de las más intensas…o quizás no, cada uno es cada cual y vive sus experiencias de un modo distinto, bendita diversidad.
A todas las personas que en este momento están viviendo esa situación que encontramos injusta e impertinente, les envío esa imagen de su vida en la que se sienten poderosas y llenas de sí mismas, porque nada puede llenar más que uno mismo cuando se sabe él.
El consuelo se percibe externo pero nace dentro, de esa parte nuestra que nos mece y acoge en las ocasiones más complejas, solo hay que llamarlo y sabrá venir a nuestro encuentro, porque no hay mejor guardián que el que anida en nosotros.
Hoy está oscuro, y aún así, sobre la oscuridad está la luz, ¿dónde está tu luz?