Los cimientos del Equipo. La Visión
Por Jordi Vilá
Ya estaba construida la Misión, la razón de existir de aquel grupo en tránsito hacia el equipo, ya habían realizado esa primera exploración la habían plasmado por escrito. Ahora quedaba esa segunda parte, aquella en la que, antes de soltar amarras, definiríamos el lugar al que queríamos llegar, quienes queríamos ser como equipo o, en unas palabras, definiríamos nuestra visión como conjunto.
Mucho se habla en las organizaciones de la misión, la visión y los valores quedando, en demasiadas ocasiones, como cuadros de salón sin más importancia que cumplir el requisito de tal o cual certificación. Aquí hablamos de construir lo que serán las bases de ese equipo y, si la organización realmente tiene ese trabajo hecho, de construir una subordinada a la misma, una visión que, dentro de la organización, tenga un sentido y un objetivo.
¿Quiénes queremos ser de mayores, cómo queremos ser dentro de 3, 4 ó 5 años?, con esa pregunta empezaba la jornada de la tarde, aunque aderezada con distintas técnicas que nos permitían avanzar en su máximo sueño como colectivo, aquel sueño que, siendo ambicioso, era a la vez realizable, aquel que nos llevaría a poder crecer, a crecer como personas y como grupo de trabajo, hasta llegar a convertirnos en ese equipo que debía sonar como una orquesta bien afinada.
Nuevamente el trabajo fue arduo, las discusiones acaloradas. Debíamos llegar a una serie de consensos que hicieran que ese futuro fuera ilusionante para todos, algo que realmente les hiciera vibrar y les permitiera entrar en esa suerte de frecuencia que permitiera una armonía, aún y dentro del posible caos que se viviera.
Fue un privilegio ver como dibujaban su presente, como imaginaban su futuro, como las caras iban cambiando cuando construían ese edificio del mañana, con técnicas simples, con la imaginación por principal aliado y el coraje como principal virtud, dejando los miedos de lado, a la espera de tenerlos que gestionar, porque iban a estar ahí, agazapados para bloquearnos y no dejarnos avanzar en esa obra que es el crecimiento con un fin común.
La jornada tocaba a su fin cuando por fin aparecía una imagen con la que todos parecían sintonizar, ahora le quedaba la guinda final, la de los compromisos, la que les iba a permitir Ser con mayúsculas, ese equipo que habían diseñado, ya que no hay cambio que no nazca desde el interior y ahí estaba la simiente que les permitiría hacerlo: su Visión.
¿Dónde vamos equipo, dónde queremos ir?