Líder Coach
Por Jordi Vilá
Estos días se producía un debate muy interesante con algunas personas, ¿cuál es la diferencia entre un Líder y un Líder-Coach y, por otro lado, ¿cuáles son las competencias que este último tiene desarrolladas?
Si partimos de la definición libre de Líder como Persona que influencia a una persona, grupo o colectivo, podemos distinguir entonces a los líderes mesiánicos, personas con una capacidad de influencia fuera de lo normal y consideradas así por el resto, independientemente de la constatación de sus virtudes.
Los líderes pueden tener, o no, el interés común entre sus prioridades, y la historia está llena de ejemplos, desde la antigua Grecia hasta nuestros días. Por contra, el Líder-Coach, tiene siempre en mente el desarrollo de las personas a las que, y de ello es bien consciente, tiene el privilegio de servir-liderar.
No por tener fe en esas personas es por ello menos exigente, de hecho, puede llegar a serlo mucho más, aunque el punto de partida es el amor en lugar de la tiranía, con todo lo que implica.
El Líder-Coach tiene una auténtica fe en el potencial de las personas que lidera, cree en ellas y en las personas que pueden llegar a ser y, lejos de imposiciones, procura en la mayor parte de las ocasiones la propia toma de decisiones, sin dar las soluciones, puesto que sería tener la creencia de que no son capaces de llegar a ellas por sí mismas.
El Líder-Coach no busca seguidores como sí hace el Jefe directivo, más preocupado por su ego que por el desarrollo de su equipo, sino que busca crear nuevos líderes, ejerciendo desde el liderazgo moral.
Los que he conocido, se han ido construyendo con el tiempo y, en muchas de las ocasiones, han sido forjados a la sombra de otros a los que tomaron como ejemplo o, dicho de otro modo, no nacieron siéndolo sino que se fueron haciendo.
Las competencias observadas han sido la capacidad de asombro y curiosidad, la ilusión, la humildad, rigor, escucha activa y empatía.
¿La gran diferencia?, los resultados obtenidos en el medio y largo plazo y la capacidad de generar ilusión, auténtico combustible de los éxitos de un colectivo.
¿Hacia que tipo de liderazgo vamos?