La visualización como generadora de conciencia

Foto: ractapopulous para Pixabay

Si nos adentramos en la competencia 8 del sistema de 11 competencias de la ICF, Golvarg y Perel (2012) lo define como “Capacidad para integrar y evaluar con precisión varias fuentes de información y de hacer interpretaciones que ayuden al cliente a ser consciente, para obtener los resultados pactados”

Y aquí es donde entra la visualización, resultando ser una de las fuentes de información con las que el cliente puede trabajar y, de algún modo es, como apuntamos Launer y Vilá (2012), “un camino hacia ti”, ya que puede ser la puerta hacia el interior del cliente, algo que también refrenda Valderrama (2015) cuando afirma “para ayudar al cliente a elaborar su visión personal se pueden utilizar técnicas de visualización”

En diferentes estudios de imagen cerebral, se puede contrastar como el cerebro no distingue entre aquello que vive y aquello que imagina, lo cual incide en la activación de las mismas áreas cerebrales en uno y otro caso.

Lo anterior no es baladí, puesto que cuando nuestro cliente está visualizando y activa determinadas áreas cerebrales, estas envían señales a sus glándulas para que procedan a la fabricación de hormonas tales como las endorfinas, auténticos alimentos emocionales.

En las sesiones realizadas con clientes he podido ver en numerosos casos el impacto que tal práctica tiene en las personas, algo que también pudimos comprobar en las VII jornadas profesionales de coaching de la ICF, realizadas en Barcelona donde, junto a Viviane Launer, realizamos un taller con el título “Visualización, un camino hacia ti”, que implicaba una práctica con resultados concluyentes el alto impacto conseguido en numerosos asistentes.

La visualización es una de las posibles herramientas para conseguir que nuestro cliente consiga aflorar a su nivel consciente aspectos que hasta el momento no lo están, para que consiga cambiar su posición de observador, llegando a nuevas miradas de su realidad.

Casafont (2012), las agrupa en dos grandes bloques:

  • Visualización del recuerdo: corresponden a sucesos reales ocurridos en el pasado) y pueden tener una aplicación para recuperar recursos con los que el cliente pueda desbloquear determinadas situaciones.
  • Visualización creativa: en la que el Coach procederá a hacer una narración en la que el cliente pueda llegar a imaginar aspectos que le lleven a nuevas concepciones.

Estas últimas, las divide a su vez en cuatro tipologías diferentes:

  • Proyección.
  • Imaginaria.
  • Energética.
  • Anclaje.

En este caso, nos centraremos en la Imaginaria, un tipo de visualización en la que acompañamos a nuestro cliente a imaginar una situación deseada, integrando la mayor parte de información que nos haya aportado durante el proceso o durante la sesión.

Este tipo de narración puede ser realizable o no, por ejemplo, si nuestro cliente se visualiza en un país imaginario dónde escoge el tipo de habitantes que tendrán cabida, está claro que las posibilidades de que ello tenga lugar, son mínimas, no obstante, creará su propia composición de lugar y tendrá acceso a nueva información que yacía en su Ser.

En mi práctica profesional las he empleado tanto en sesiones individuales, ya fuera de coaching de vida o ejecutivo, o en sesiones de equipos o grupales, obteniendo buenos resultados en la mayoría de ocasiones.

Podríamos distinguir también entre visualizaciones ya preparadas y que ajustamos con la lectura de las mismas en el momento adecuado, como aquellas que surgen en el momento, con los elementos que la sesión nos haya aportado hasta ese momento.

Conocer al cliente nos va a permitir ajustar unos parámetros mínimos a la narración, y aludimos al término mínimos, ya que nuestras aportaciones deben ser las mínimas posibles, no se trata de decir “estás en un estado de felicidad”, sino algo como “alcanzaste aquello que perseguías, abraza la emoción que hay en ti”, con lo que dejamos que sea el cliente quien vaya dibujando el escenario interior y exterior.

Antes de empezar, también será interesante identificar el lugar en que se va a realizar, asegurándonos que la posibilidad de interrupciones es, en la práctica, inexistente.

Es importante pedir permiso a nuestro cliente para llevarla a cabo, informar de la mecánica y el objetivo perseguido, por ejemplo: “la narración te llevará a un momento y unos escenarios diferentes que tu vas a construir, buscando nueva información que te permita avanzar en tu camino”

Unas indicaciones previas al cliente forman parte de la dinámica:

  • Ojos cerrados.
  • Partimos de un estado de relajación.
  • Habrá silencios, no te preocupes por ellos, son para asentar las palabras que te llegan, para que entres en la experiencia.
  • También habrá preguntas con las que te invito a la reflexión.

Por descontado, es importante que la visualización se ajuste al objetivo del cliente, que contenga preguntas abiertas y que no sea directiva si no lo más abierta posible y algunas características de la misma deberían ser:

  • Realizar la narración con inflexiones en la voz.
  • Estimular todos los sentidos con la narración (por ejemplo, ¿cuál es el aroma que hay en el aire?).
  • Utilizar los recursos a nuestro alcance tales como sonidos, contacto físico, etc.
  • Introducir algunos momentos álgidos que lleven a nuestro cliente a la posibilidad de avanzar en el tema que está trabajando.

Cuando acabamos la narración, debemos hacer una salida suave, dejando tiempo para que vaya regresando y, una vez abra los ojos, dejar tiempo y espacio para que integre lo experimentado.

Tras este final, lo más importante de una visualización será la exploración de lo ocurrido, en el caso de que el cliente lo quiera compartir, así preguntas del tipo: ¿quieres compartir lo experimentado? ¿qué sentido tiene para ti lo que has visto? ¿qué cambia eso?, etc., podrá llevar a nuestro cliente a una toma de conciencia que es, a fin de cuentas, el objetivo perseguido.

Desde estas líneas os invito a iniciaros en la visualización como una herramienta más que puede tener una gran utilidad para el cliente, teniendo en cuenta que el desapego hacia la herramienta es lo que le dará un mayor valor.

Fdo.- Jordi Vilá

 

BIBLIOGRAFÍA

  • Casafont, R. (2012). Viaje a tu cerebro. El arte de transformar tu mente. Barcelona, España: Ediciones B.
  • Goldvarg, D. y Perel, N. (2012). Competencias de coaching aplicadas. Buenos Aires, Argentina: Granica.
  • Launer, V. y Vilá, J. (2012). Visualización, un camino hacia ti. En J. Rodriguez (Presidencia). VII jornadas profesionales de coaching. Jornadas de la ICF realizadas en Barcelona, España.
  • Rosenzweig, M., Breedlove, M. y Watson, N. (2005). Psicobiología. Una introducción a la Neurociencia Conductual, Cognitiva y Clínica. 2ª Edición. Barcelona, España: Ariel
  • Valderrama, B. (2015). Fundamentos psicológicos del coaching. Madrid, España: EOS.

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