La presa se abrió
Por Jordi Vilá
Todo es felicidad, todo sonrisas y carcajadas, nunca hay una mala respuesta ni un mal gesto, jamás una lágrima ni un golpe de ira.
De repente y sin saber bien bien por qué, la pared de la presa empieza a abrirse y todas las lagrimas no lloradas empiezan a salir de forma sincopada, como si una arteria se hubiera roto y esa sangre del alma brotara a borbotones.
Te niegas a que eso ocurra, más aún en público, pero no lo puedes evitar, el dique emocional ha sido abierto y afortunadamente, lo ha hecho en un territorio que consideras seguro, no obstante, te molesta mostrar tu vulnerabilidad, ¡tu!, que siempre das esa imagen de fuerza, de optimismo, de alegría, muestras una parte de tus flaquezas.
La presa se ha abierto y necesita aliviar toda su congoja, tanto años contenida en ese lago artificial que era el personaje que mostrabas al exterior, por miedo a que te atacaran en tu vulnerabilidad.
Hoy compruebas que este entorno es seguro y que puedes mostrarte como realmente eres, nadie te juzga, nadie te ataca, nadie pretende tu mal y eso te permite relajarte.
¿Qué es lo que lo ha causado?, ¿qué ha dañado al dique de tu contención emocional?, francamente, eso es lo de menos, lo importante es que esa presa necesitaba abrir sus aliviaderos y dejar manar la emoción.
¿Qué es lo que se ha limpiado con esas lágrimas?, ¿Qué necesitaba ser sanado tras esa máscara de perfección?
Quizás te hayas reconocido en estas líneas…o quizás no, ¿qué es lo que necesitas limpiar con esas lagrimas que ocultas?