La otra cara
Por Jordi Vilá
No me gusta lo que me dices, es más, me cierro en banda y no quiero oírlo porque me parece injusto e incluso mezquino, esa crítica no me aporta nada.
Veamos otro modo de verlo…
– Gracias por tus comentarios, ciertamente veo algo de razón en lo que dices, no lo hubiera analizado del mismo modo, aunque es más que posible que hayan algunos matices que me permitieran mejorar en ese ámbito –
Y ahí me pregunto, ¿qué ocurriría si tuvieras razón en parte?¿cómo podría ser yo si me esforzara en ver la vida desde tu punto de vista, si me tomara la molestia de verla desde otra óptica diferente a la mía?
Ahí es dónde nacen los aprendizajes, en la humildad de aceptar la crítica, en la grandeza de saberme imperfecto y tomar consciencia de que la perfección está, precisamente, en lo imperfecto.
En lugar de encerrarme en mi creencia, aprendo a ver la realidad con otros ojos, los tuyos y los suyos, y entonces emergen otras posibilidades, tan ricas como las mías, quizás más.
Si cierro mis ojos a esos aprendizajes, me quedo en mi única verdad, despreciando la diversidad de otros criterios que, sin duda alguna, confirmarán mi postura o me ayudarán a recomponerla, a dibujarla con otra paleta de colores, con otras formas y otras texturas.
¿Qué hay más allá de la forma de ver mi propia realidad?¿qué otras realidades aparecen?, la terquedad no me ayuda en nada, hay quien la llama tenacidad, mas solo yo se que es el miedo que me atenaza, o la soberbia que me secuestra en su manto.
Hoy he aprendido a verlo como tu, a sentirlo como tu, sin dejar de ser yo, y entonces amanece un día que nos es común, con tus matices y los míos.
¿Seré capaz de aceptar tu comentario o me encerraré en la prisión de Mi razón?