Humildad
Por Jordi Vilá
Una tarde de un día cualquiera en una cafetería cualquiera, de aquellas acogedoras, con una persona a la que conocí hace un año aunque se diría, por el nivel de sintonía y complicidad, que conozco desde hace más de una vida.
Hasta aquí, quitando una infusión de un sabor, textura y olor incomparable, todo muy normal: la charla entre dos amigos. Lo que ya no es tan normal es que esa conversación de cafetería, vaya profundizando en el Ser en general y, más particularmente, en el suyo y en el mío.
Hablamos de valores, de los tan cacareados valores, hasta que surge un término de compleja definición: humildad; ¿algún voluntario para definirla sin utilizar el diccionario?
Y ahí es dónde el impacto es fuerte. “cuando me declaro humilde, es como si en el tablero de juego volviera a la casilla de salida”
¿Qué nos dice esa frase?, para mi llega cargada de significado porque declararse tal, implica pretender estar en un peldaño por encima y, por tanto, eso implica soberbia, ¿o quizás no?.
Sí, ya sé que los coaches tenemos la costumbre de la pregunta y, en este caso, como en casi todos, me es más útil ésta que la respuesta, puesto que me permite explorar en mi interior y ver cuántas capas de soberbia quedan todavía por aflorar.
Si me permito hacer un paralelismo con un término que considero primo hermano, me voy hacia la generosidad y, cuando la veo voceada, impresa y en primera página de mis logros, intuyo que no es tal si no tan solo un sucedáneo de ella que más persigue mi propio logro que el de mi vecino.
Intuyo que el día en que tenga estos temas resueltos, me habré acercado más a aquello que considero sabiduría y que tampoco hoy me atrevería a definir, aunque siento su percepción, como concepto que no como posesión, en mi interior.
En ocasiones, retazos de charla entre amigos pueden llegar a lugares bien profundos de nuestra esencia. En este caso fue la percepción de humildad y, lo curioso, es que llegué a casa con una plena sensación de serenidad, quizás porque justo en aquel momento, la humildad andaba buscando su sitio en mi hogar interior.
¿Seré capaz de encontrarla algún día?