Gestión de las emociones en equipos de alta tensión
Por Jordi Vilá
Una mañana no hace mucho, me preguntaban la sesión de equipos facilitada en la que hubiera visto una mejor gestión de las emociones, y aquí recordé una de las sesiones en las que más he disfrutado por la generosidad de sus miembros y por su valentía a la hora de afrontar las emociones.
Hablo de un equipo de aquellos cuya gestión está sometida a una gran carga emocional, y aquí cada cual puede imaginar lo que quiera, podrían ser colectivos sanitarios, educativos, policiales, extinción de incendios, etc., en resumen, personas que deben medir muy bien la gestión emocional que tienen ante su cliente o usuario.
Al iniciar la sesión habitual para mejorar su gestión como equipo, la intuición me dijo que había una gran carga emotiva en el ambiente. A la pregunta de ¿cómo estáis hoy?, las respuestas oscilaban entre gran cansancio y máximo estrés y, profundizando, diferentes episodios habían provocado tal estado, algo por otra parte normal en su quehacer cotidiano.
Poco a poco, sin ninguna prisa, fuimos entrando en el espacio de cada uno de ellos, sin invadir, invitando a que compartieran su sentir con el resto del equipo, algo que se desarrolló de una forma fluida, aunque con la lógica expresión de tales estados, desde la rabia o el enojo hasta la impotencia, la tristeza o la frustración.
A medida que iban hablando, iba percibiendo en el ambiente como si una olla a presión fuera liberando el vapor. Las lágrimas de algunas de las personas estaban disolviendo esa costra anímica y permitiendo respirar aire fresco.
Aquella sesión fue diferente y, de hecho, tuvo para mi un gran aprendizaje: la necesidad en este tipo de colectivos de aliviar su presión, vaciar sus emociones y permitir una regeneración de las mismas, algo que desde entonces vengo trabajando especialmente cuando tengo el privilegio de facilitar un equipo de estas características.
¿Ves reflejado aquí a tu equipo?, quizás haya llegado el momento, como hacemos con los residuos domésticos o industriales, de reciclar los residuos emocionales y no permitir que queden putrefactos y generen enfermedad en el sistema.
¿Empezamos?