Explorar lo desconocido

Una vez más la imagen despierta interesantes reflexiones que quería compartir en estas líneas. Por favor, disfruta del siguiente vídeo, dura poco más o menos un minuto y tiene una enorme carga de profundidad en su sencillez:


Imaginantes. Imaginarnos sin miedo from gabriela badillo on Vimeo.

Satanizamos todo aquello que nos es desconocido, le atribuimos características maquiavélicas, muy lejos de las que realmente poseen.

Que alguien manifieste pensar de una forma contraria a la nuestra en temas que nos preocupan, siga una religión distinta, tenga unos criterios tácticos y estratégicos diferentes o una orientación sexual disconforme con la nuestra, nos hace pensar que atenta contra nuestros cimientos.

Cuan diferente sería el mundo si como, en el caso del vídeo, tuviéramos el valor de explorar lo desconocido, lo diverso, aprender a amar lo que nos es ajeno, a buscar las partes de aquello que nos pueden enriquecer y las que verdaderamente no van con nosotros.

Me viene a la cabeza la analogía de sentar a una mesa a Torquemada y a Julio Verne, para exponerles que el hombre ha conseguido salir de París a las 12 de la mañana y llegar a Nueva York dos horas antes de su salida…Torquemada, posiblemente, nos enviaría a la hoguera y, por el contrario, Julio Verne se interesaría en extremo por conocer los entresijos de tal hazaña.

Explorar la diversidad, bucear en lo desconocido, atrevernos a sumergirnos en la realidad del otro, sin juicios previos, sin etiquetas, tan solo con el ánimo de ver qué es lo que le lleva a pensar o actuar de un modo tan distinto, nos abrirá campos desconocidos hasta entonces.

¿Qué ocurriría sin en nuestras escuelas y universidades reinara este pensamiento?, ¿qué pasaría si esa fuese la consigna de nuestras empresas?, ¿cómo sería la sociedad si esa fuera su línea de actuación, si el ser humano fuera capaz de respetarse y respetar al resto?

– No te asustes –, le diría Merlín al Rey Arturo – tan solo es una forma diferente de ver el mundo –

– ¿Qué mundo? – contestaría Arturo – ¿el suyo o el mío?

– Mundo no hay más que uno y todos están contenidos en él. A ti te corresponde ponerle fronteras, más amplias si tienes valor, tremendamente cerradas si el miedo te domina –

¿Cuál es el mundo que quiero?

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