Eneagrama 10 de 10. Eneatipo 9
Por Jordi Vilá
Ni sí ni no, sino todo lo contrario, ni blanco ni negro, ya está bien como está…o no, tu tienes razón pero tu oponente también la tiene, ¿dónde está el punto medio?, ¿te suena?, si tienes alguien así en mente, estás ante un eneatipo 9, el Pacificador, el que siempre busca el consenso y da síntomas de indolencia si no existen motivos de presión.
La procrastinación es una de sus principales características y no tolera bien la presión, algo que le lleva a buscar la armonía a cualquier precio, incluso al precio de ignorar sus propias necesidades, tiene aversión al conflicto y huye de él como alma que lleva al diablo.
Ichazo nos dice que la pereza es su pasión y, como tal, la indolencia le acompaña como fijación, para llevarle, en un estado integrado, a la acción consciente.
Ha desarrollado una estrategia que le lleva a no posicionarse y a considerar que todas las opciones son buenas, ¿imaginas los motivos que en su día le llevaron a ello?, como siempre, en todos los eneatipos, las respuestas habría que buscarlas en la más tierna infancia, ya que las desarrolló para sentirse integrado y querido.
Cuando está en la esencia, dejando al ego de lado, es una persona que se expresa con sabiduría ya que ha reflexionado sobre las distintas opciones e intenta siempre encontrar aquello que une más que aquello que separa, es decir, es un individuo pacificador, tal como es nombrado.
Niega sistemáticamente que haya conflicto y es que su miedo básico es a la pérdida, a la separación, a que el vínculo se destruya, por lo que su objetivo, su deseo, es la serenidad y la unicidad.
Su extremo, en la esencia va desde la autonomía hasta, en la fase egóica, el autoabandono, con lo que cae en peligrosos comportamientos que pueden llevarle a la autodestrucción.
Tal como hemos visto en esta serie de 10 artículos, todos los eneatipos tienen pasiones, especialmente en la fase del ego y virtudes y dones, que alcanzan cuando están en la fase integrada de su esencia, a fin de cuentas, hemos ido construyendo el ego durante toda la vida y, ahora, se trata de desandar el camino andado para encontrarnos más cerca de quien realmente somos: nuestra esencia.
Esto han sido unas breves pinceladas de un aprendiz, desde estas líneas os invito a profundizar en el eneagrama, bien desde la escuela Ignaciana del eneagrama, bien desde el programa SAT de Claudio Naranjo, está garantizado el crecimiento personal y el acercamiento a quién soy realmente, una vez despojado de mi ego.