Emociones, esas desconocidas

Emociones básicas

Foto Google

Apuesto que has oído hablar de ellas, incluso podría garantizar que las sientes, y que posiblemente no aciertas a ponerles nombre, y es que esta sociedad nuestra las tiene proscritas, o al menos en algunos ámbitos como las organizaciones, ¿suena la canción?

Hace unos días hablábamos de ellas en un charla-taller realizado en la Administración Pública, que en nada se diferencia del ámbito privado en estas disquisiciones.

Parecemos olvidar que el ser humano es emocional por naturaleza y que, las emociones, son la cuna de nuestra supervivencia, algo sobre lo que ya habló Darwin en su obra El origen de las especies (1859). Las emociones son la principal herramienta para la adaptación al medio, ya sean las agradables o las desagradables.

También parecemos olvidar que la ilusión es el principal combustible de cualquier colectivo, como el miedo es su principal freno. Iniciamos procesos de cambio en los que este rasgo del ser humano es obviado, ¿cómo serían estos procesos si, antes de realizarse, fueran analizados desde la perspectiva de los anhelos y los temores?

Hay quien dice que esto no son más que obviedades y, permitirme decir que lo obvio no por obvio es menos cierto.

Emociones que son auténticas palancas y emociones que suponen agentes bloqueantes de la productividad y la eficiencia, emociones que son generadores de estrés y emociones que generan orgullo de pertenencia.

Pensemos en la función del miedo para el ser humano: prepararse para la lucha (destrucción) o para la huída. ¿Vale la pena preparar al equipo y analizar los factores que llevan a este estado para, de este modo neutralizarlos?

¿Vale la pena analizar las ilusiones del equipo para potenciarlas y conseguir con ello un efecto catalizador de los esfuerzos que provoque un efecto multiplicador?

Afortunadamente ya con los más pequeños se están trabajando, algo que hace presagiar un futuro notablemente más halagüeño para nuestra sociedad, una sociedad en la que las personas hayamos aprendido a gestionar la emoción, a canalizarla.

¿Entramos a por ellas?

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