Eligiendo un Coach
Por Jordi Vilá
En una ocasión no hace mucho, un amigo me preguntaba por lo que debía tener en cuenta para elegir un coach, especialmente en un momento en el que ha oído que “todo el mundo es coach” y es que el intrusismo es una de las lacras de esta disciplina dada su escasa regulación e historia.
No exagero si cifro en unos 2.000 coaches los que existen actualmente en España con una certificación por alguna de las entidades certificadoras (ICF, AECOP, ASESCO y Colegio de Psicólogos), sin entrar en la rigurosidad de cada una de ellas, algo muy distinto a la percepción que mi amigo tiene del coaching.
Cualquiera con 10 euros en el bolsillo puede hacerse imprimir unas tarjetas en las que aparezca como coach, tenga o no las competencias para ello, tenga o no la formación que se requiere, un poco de maquillaje es suficiente para aparecer como tal y, claro, después pasa lo que pasa y se producen grandes descontentos.
Cuando empiezo a trabajar con un cliente del tipo que sea (particular a corporativo), siempre le pregunto por lo que entiende por Coaching, ahí descubro los destrozos que hay en el mercado, con todo tipo de respuestas que mezclan coaching con mentoring o terapia en el mejor de los casos, cuando no auténticas aberraciones.
Para contratar un coach lo ideal sería informarse sobre sus acreditaciones, el lugar en que se formó, la experiencia que ha acumulado, conseguir algunas referencias de otros clientes y el código deontológico al que se adhiere, si es que se adhiere a alguno, prácticas estas que garantizarán estar en buenas manos.
No todo es coaching, como podréis ver en la foto que ilustra el presente post, a todo se le llama coaching, y nada más lejos de la realidad, en mi caso la entidad certificadora es la ICF, presente en más de 140 países de todo el mundo y que vela porque sus coaches estén en formación permanente, garantizando una praxis honesta y profesional.
Para terminar, una vez contrastada la formación, nivel de certificación del coach y algunas referencias, no olvides comprobar tu química con él o con ella, ya que un proceso de coaching requiere de la máxima confianza, y es que va a acompañarte en un camino en el que se desvelará una parte importante de ti.
Hace unos días mi amigo me comentó que había acabado su proceso y que le había resultado muy útil, cambiando enfoques que hasta el momento había dado por buenos, había trabajado con un Coach profesional de reconocida solvencia.
¿Empezamos?