El salto a la gestión directiva
Por Jordi Vilá
Llega el final del proceso de coaching y el coachee va desgranando sus vivencias durante el mismo, los momentos en los que ha sufrido y los momentos en los que de verdad ha disfrutado, analizamos sus objetivos y el grado de asunción de los mismos, comprobando que el proceso ha resultado beneficioso.
Y ahí podría haber quedado todo, de no ser porque empieza a verbalizar el principal aprendizaje: me he dado cuenta de que esta promoción, la que me ha convertido en un miembro del equipo de dirección, no es una continuación de mi labor hasta ahora, he pasado de realizar una función técnica, una función en la que tenía que hacer, a otra muy distinta en la que tengo que hacer que otros hagan.
Esta es una conversación muy real, una conversación en la que la persona verbaliza su toma de consciencia durante el proceso, dándose cuenta de que sus funciones en la línea ejecutiva son por completo distintas a las que pensaba, como lo son los indicadores por los cuales será medida su eficacia.
Hasta entonces se limitaba a controlar que otros hicieran las cosas tal y como pensaba que debían hacerse, luchaba por, además de las tareas de gestión, seguir haciendo lo que hacía hasta entonces, ya fuera la contabilidad, las visitas comerciales, el control de la producción, etc. En resumen, una continuación de lo anterior.
Durante el proceso ha sido capaz de ver que las personas de su equipo son seres autónomos, con un gran potencial por desarrollar, si se les deja hacerlo, con iniciativa y proactividad, hambrientas de ese desarrollo y ahítos de control, ha visto como ella misma necesita cortar sus propias amarras con la labor anterior, para poder zarpar hacia aguas más profundas de la gestión directiva.
Ese ha sido el gran salto en el proceso, ver la diferencia entre el perfil técnico y el perfil directivo, entre hacer, hacer hacer o hacer que otros hagan hacer hacer. Puede parecer un trabalenguas, pero es la más sencilla de las lecciones de gestión y la más compleja de asimilar.
Continuar haciendo lo mismo ampliando mi ámbito no deja de ser más que un parche, castra a las personas del equipo, agota a la organización y derrocha recursos muy valiosos. Pensar que, entonces, será cuando me dedique a pensar en el futuro y a lo que desde ahí podremos hacer, es la mejor de las recompensas.
Este es un caso real que he vivido en distintas ocasiones, ¿cuándo empezarás a ejercer tu labor directiva y dejarás atrás tu labor técnica?