El proceso de Coaching de equipos. La sesión
Por Jordi Vilá
Ya hemos sido contratados por la organización, hemos fijado y consensuado el objetivo, marcado los indicadores y diseñado nuestra alianza, nuestro marco de referencia.
…Y una vez toda esa labor previa está realizada, ¡empieza el proceso de transformación!, un proceso que requiere de un espacio seguro y valiente que permita a los integrantes sentirse en plena libertad, ya que el coach va a buscar lo mejor de ellos con el horizonte del objetivo marcado, haciendo de espejo de lo que está ocurriendo, mostrando aquello que percibe pero que está oculto, buscando el sentir de todos los participantes sin excepción y, especialmente, siendo el testigo del compromiso de las personas con un plan de acción que les lleve al éxito de la misión.
En las sesiones de Coaching de equipos no es posible predecir el desarrollo de la misma, ya que dependerá del resultado de los compromisos adquiridos en la sesión anterior, del objetivo de la sesión y, especialmente, del momento que vive el equipo.
No se trabajan role plays, no son simulaciones, son las vivencias del equipo, sus realidades en toda la transparencia, es el momento de restaurar el lienzo y sacar su esencia.
Ahí es donde el coach tiene que ser capaz de leer entre líneas lo que está ocurriendo en el espacio, de leer lo que se está diciendo y lo que gritan los silencios, lo que dice el que siempre tiene algo que decir y lo que calla aquel que guarda la sabiduría del sistema en su gesto.
Ahí es donde el coach indagará y será curioso en las potencialidades del equipo, en sus barreras y limitaciones, en aquello en lo que es extraordinario y, en fin, en sus palancas y sus frenos, mostrándolo en ese espacio por el bien de los integrantes del equipo.
Ahí es donde, en un espacio protegido, aparecen los miedos y los conflictos que siempre se habían negado y empieza a desaparecer esa armonía ficticia y a constituirse una base de confianza, no sin turbulencias, pero sí sin agendas ocultas.
Ahí es donde aparecen las necesidades del sistema constituido, los diferentes ritmos, donde se buscan las soluciones, donde se llega a acuerdos y se pactan líneas de comportamientos.
Con todo ello, cada sesión, aún y con el mismo colectivo, resulta diferente y reveladora, permitiendo al equipo avanzar en su camino, descubriendo nuevos caminos y apartando los matojos que hasta ahora le impedían crecer.
¿A que esperas para impulsar a tu equipo?