El placer de compartir
Por Jordi Vilá
Hasta hace un tiempo pensaba que debía ser muy celoso de lo que era mío, hasta que empecé a ver las cosas desde otra perspectiva y, poco a poco, fui descubriendo que era muy gratificante y enriquecedor compartir las creaciones, ya fueran fotografías, estudios, artículos o conocimientos.
Eso me llevó a facilitar el aprendizaje de otros, poniendo en común aquello que había conseguido aprender, ya fuera de mis propias experiencias, de las experiencias de terceros o de la lectura de algunos que antes lo habían hecho, y vi que compartir era vivir y que acaparar era malgastar.
Ver alumnos de alguno de los master o programas en que participo llevar a cabo sus proyectos de TFM (Trabajo de fin de master), soltar amarras hacia sus sueños convertidos ya en objetivos o participar en proyectos surgidos de la colaboración con otros es la máxima satisfacción que se puede obtener.
Hoy no me cabe en la cabeza los deseos de atesorar esos conocimientos. Un día oí a alguien decir que, seguramente, Placido Domingo no sufriría porque él cantara sus canciones en la ducha, y esa es una frase que hoy me acompaña y de la que hago bandera.
Hay quien considera que eso es alimentar la competencia, y probablemente sea así, y también es posible que eso me esté espoleando a ir más allá, a disfrutar aún más con esas personas que hoy son colegas y un día fueron alumnos o colaboradores.
Cuando veo en algunos documentos la leyenda de su autor autorizando la publicación de sus artículos mencionando la autoría, incluso libros enteros, pienso que ese y solo ese es el camino del crecimiento universal, dónde todos podremos disfrutar del conocimiento mutuo y eso nos llevará más allá de los límites actuales.
¿Qué es lo que sé que puede ayudar a otros? ¿qué reflexiones has hecho tú que me puedan ayudar a ir más allá? ¿cuáles serán los pasos que podamos dar juntos?
Estas y otras muchas preguntas son las que me animan a pedirte que muestres aquello que sabes, que enseñes aquello que tienes.
¿Qué hay por compartir?