El Coaching, una practica profesional
Por Jordi Vilá
La ICF (International Coach Federation), en su web del capítulo español define el coaching como “El coaching profesional se fundamenta en una asociación con clientes en un proceso de acompañamiento reflexivo y creativo que les inspira a maximizar su potencial personal y profesional.”, veamos en un vídeo de algo más de dos minutos como lo define el Dr. Damian Goldvarg, Ex Presidente de ICF:
Ello quiere decir que un Coach profesional se dedica a acompañar a sus clientes para que consigan los objetivos que se propongan, nada relacionado con la terapia, con la formación o con el mentoring, puesto que no hay una transferencia de información o direccionamiento conductual ni se abordan patologías que serían terreno de otro tipo de profesionales.
Últimamente escucho algunas opiniones poco informadas que critican esta práctica, recuerdo el caso de un periodista joven que jamás había tenido esta experiencia como cliente y, no obstante, lo criticaba de un modo feroz. Bastó con el cruce de algunos correos para aclarar algunos conceptos que le permitieron cambiar su impresión y aceptar que el intrusismo también estaba haciendo mella.
Me enamoré del coaching en 2003 y me certifiqué por ICF en 2010 y, desde entonces, os puedo garantizar que han sido muchos los halagos que he escuchado de clientes propios y ajenos, personas que realmente han conseguido los objetivos que se propusieron, inspirados por la fuerza que supieron sacar de su interior, acompañados por algún Coach.
En mi actividad docente, tanto en España como en Latinoamérica, he participado en la formación de profesionales del Coaching que actualmente se desenvuelven con soltura y que nos hacen sentir orgullosos de nuestra labor, profesionales con amor por lo que hacen, conocedores de los estándares de la disciplina, personas comprometidas con ellas mismas y con la sociedad en la que están inmersos.
Antes de criticar el coaching o verlo como una actividad oscura, os invitaría a hablar con alguno de los profesionales que la ejercemos, o con alguna de las personas que han sido acompañadas por un coach que reúna las credenciales de alguna de las organizaciones que nos avalan, como lo es la ICF.
Ciertamente no es oro todo lo que reluce, confirmar que estamos ante un profesional con la formación y la experiencia necesarias puede ayudar a iniciar el camino con confianza y seguridad.
¿Empezamos?