El baúl de las ideas perdidas
Por Jordi Vilá
¡Que no!, que no me vais a hacer desistir de esa ilusión, de ese sueño, de ese proyecto, por más que consideres que no toca, que no es el momento, que no es políticamente correcto, que….¡me da igual!
Para ir de un punto A a un punto B, hay innumerables caminos, así que si el primero no es el adecuado, al menos habré aprendido eso y ya lo sabré para la próxima ocasión. No voy a conformarme con lo que tu crees que es o no adecuado, esa es tu visión y esa es tu vida, con la que puedes hacer lo que te de la real gana pero, eso sí, con la mía puedo hacer exactamente lo mismo.
El universo está lleno de ideas, está lleno de intenciones, de buenas intenciones incluso, pero está completamente carente del impulso que precisan esas ideas, esos sueños calendarizados que los convierten en objetivos.
Demasiadas veces se camuflan en excusas de mal pagador actitudes temerosas, miedo a enfrentarse con los demonios de cada cual y, hecho eso, ¡no hay mejor defensa que un buen ataque!, algo que antaño hubiera sido válido pero que ya, a estas alturas, me suena excesivamente trasnochado y que me lleva a hacer oídos sordos.
Es bueno oír otras opiniones, considerarles, sopesarlas y, una vez hecho eso, ¡a por aquello que anhelas!, consciente de las repercusiones que tenga, tanto de las buenas como de las malas, si las hubiera.
Un viejo amigo, excelente profesor y mejor persona, me contaba un cuento en el que aparecía el baúl de las ideas perdidas, un baúl en el que quedaron encerrados conocimientos, experiencias, sonrisas, lágrimas y, sobre todo, quedó encerrada la valentía y el coraje de aquellas personas que no fueron capaces de tirarlas adelante.
El baúl siempre lo tuvieron delante, pero siempre encontraron algo más racional, más importante o más adecuado que hacer hasta que un día, cuando la vida tocaba a su fin, pensaron en las realidades que quedaron por construir por un mal concepto de lo correcto o adecuado a las circunstancias o al momento.
No voy a dejar que mi baúl quede lleno, es más, harto ya de lo políticamente correcto, empiezo a actuar con determinación y respeto, pero sin miedos. La vida es demasiado preciosa como para malgastarla en tus juicios.
¿Cuántos sueños quedarán en tu baúl?