Duendes y Hadas buenas en el mundo de las organizaciones
Por Jordi Vilá
Explorando el bosque empresarial esta semana, me he sentido parte del mundo de los duendes y las hadas de este entramado mágico que componemos todos aquellos que nos dedicamos a acompañar a las organizaciones en sus múltiples quehaceres.
Me resonaban hadas buenas unas, personajes traviesos otros, siempre con su saco de experiencia, sabiduría y conocimiento a sus espaldas, resolviendo conjuros, invocando la fortaleza de los agotados recolectores empresariales, siempre con una hora menos en sus relojes, deseosos de tener uno de esos aparatos que el encantamiento hace que el tiempo se detenga.
Los duendes traviesos aceptamos los consejos de esas hadas y ellas, a su vez, ríen con nuestras travesuras y nos impulsan a ellas, y todos con el objetivo común de hacer un poco más fácil la vida en esos entornos de extrema dureza que son las organizaciones.
Hoy, con otro de mis compañeros de andanzas, a los que encontraréis aquí y allá, unos con aspecto serio, otros más desenfadado, pero siempre con esa sonrisa en el alma, disfrutamos mostrando a un grupo de abnegados hechiceros de los números, como hacerlos divertidos y comprensibles a otros a los que hasta ahora asustaban con sus pócimas matemáticas.
Al principio, parecían más bien Trolls, por su resistencia a que pequeños seres como nosotros, ignorantes de su ciencia y con aspecto más bien licencioso, removiéramos sus más sagradas normas: la forma de comportarse entre ellos, llena de rigidez y ceremonia.
Pero hete aquí que uno de esos seres sintió en su interior toda la simpatía por la persona a la que, hasta hoy, no había conocido y con la que trabajaba desde hacía más de dos años. Todo se iluminó en ese momento y, me vais a permitir señalar que fue un sortilegio de mi compañero, en este caso un hada buena que tan solo hizo de espejo con esas dos personas.
El tiempo se paró, sus caras perdieron ese rictus marmóreo y, en su lugar, aparecieron esos hoyuelos, ese brillo en los ojos, indicadores todos ellos del reconocimiento de las personas tras las máscaras que, a partir de ahora, podrían dejar en el armario.
Como veis, somos pequeños y juguetones, a menudo nos veréis deambulando solos, aunque en la mayoría de casos veréis que nos unimos para preparar nuestras pócimas con vosotros.
Hace siglos que acuñamos el término de facilitadores, aunque la verdad es que provenimos de un mundo paralelo en el que todo es posible cuando se desea con fuerza, se está dispuesto al sacrificio y se permite la licencia de mirar las cosas del revés, aún y cuando al principio, no las entendamos.
En ocasiones es necesaria una pizca de poción para arrancar viejas y peligrosas creencias…
¿Empezamos a preparar un aquelarre?