Diversidad generacional, un acertijo por resolver
Por Jordi Vilá
Hay unos hermanos junto a su madre en una cafetería, niño y niña, rondarán entre los 2 y los 4 años; en sus manos, un IPad en el que están jugando muy concentrados con una aplicación, mientras la sonrisa dibuja la cara materna, orgullosa de su prole. Ellos no habrán vivido ni vivirán sin INTERNET, teléfonos móviles o billetes de avión a precios propulares, son hijos del siglo XXI.
Me reúno con la dirección del mal llamado departamento de Recursos Humanos de una compañía dimensionada, con alrededor de 10.000 empleados en plantilla. Su preocupación se centra en la diversidad generacional y me explico: La generación Baby Boom, compuesta por personas nacidas entre 1946 y 1960 aproximadamente (Cristina Simón, 2007), son los que llevan las riendas de la organización.
Para hacernos una idea, nacieron en una época en la que el correo electrónico no existía o estaba en los laboratorios del MIT. No podemos olvidar que esta herramienta empezó a popularizarse en la década de los 70 del siglo pasado, para ellos, los Baby Boomers la imagen, la capacidad de sacrificio y la entrega al trabajo, son fundamentales.
En el otro extremo, nos encontramos a la generación Y , la generación nacida a partir de 1980, nativos digitales, los cuales tuvieron una infancia y adolescencia en entornos de fuerte crecimiento, salvo la crisis de 1992-1994. Manejan con soltura la tecnología y no pueden imaginar un mundo sin ella, sus valores se centran en la flexibilidad, empleabilidad y conocimiento, entre otros.
Estos dos colectivos comparten una pasión común: la Ingeniería, aunque vista desde esos valores diferenciadores. Unos visten con traje y corbata y les suena casi a chino el término “casual day”, los otros, aparecen con bermudas cuando el tiempo acompaña, a los primeros con pelo, les gustan los cortes bien definidos y discretos, los segundos, pueden aparecer sin preocuparse demasiado por su aspecto capilar, lo importante es el conocimiento, dicen.
Y en este entorno, hay que construir modelos de liderazgo que permitan la sintonía de ambos colectivos: la disciplina frente a la flexibilidad, el poder frente a la autoridad, el mando frente al liderazgo, el presentismo frente al teletrabajo, … muchos conceptos contrapuestos para los que hay que encontrar un espacio común, algo que no será posible sin la colaboración de todos, sin la exploración de territorios en los que todos puedan sentirse razonablemente confortables.
La pregunta de la organización, al final de la reunión es ¿Cuándo y cómo seremos capaces de adentrarnos en ese camino para explorarlo de una forma abierta?
¿Nos atrevemos a contestar su pregunta?