De la oscuridad a la luz

Foto: Jordi Vilá

Miro a mi colaborador y no veo más que sus defectos, el incumplimiento de los plazos, su carácter anodino o desabrido, quizás que se posiciona como el chistoso del equipo, sus errores, y me quedo tan solo con eso.

Y eso lo he trabajado, le he preguntado qué es lo que le ocurría y la respuesta siempre ha sido la misma – No pasa nada, soy así –, y con eso es con lo que me quedo, en la pura superficie, ignorante lo que, tras esa negativa, se va cocinando a fuego lento quizás desde hace demasiado tiempo.

La coraza es fuerte y blindada, y en parte yo soy el causante de ella, siempre con el eterno juicio. En una ocasión, un jefe que tuve que más fue siempre un referente que un jefe, me dijo que tenía que amar a mi equipo…algo que solo entendí muchos años después y no antes de un intenso proceso de transformación personal.

Amar supone ver ante mí a una persona brillante, a una persona plagada de recursos, algunos incluso desconocidos para ella, que no llega a verlos de puro miedo disfrazado de inconsciencia. Amar es aceptar a esa persona con sus luces y sus sombras, con su parte brillante y su parte oscura.

Amar es ayudar a la persona a que descubra esa luz, esos recursos en su interior, amar es tener la humildad de descubrir la diversidad en todas sus acepciones, amar es descubrir en mi a la persona capaz de aprender de ese Ser brillante que tengo ante mí.

Y es entonces y solo entonces cuando esos defectos mutan a habilidades, se hacen imperceptibles y se apagan tras sus virtudes, potenciadas por su propio empoderamiento.

¿A quién estoy viendo ahora?, porque es la misma persona a la que menosprecié tiempo atrás, ¿qué es lo que cambió?

El primer cambio ocurrió en mí y, cuando fui capaz de transitar de la ignorancia al amor, la transformación empezó a ocurrir. Sí, es cierto que esa persona cambió, pero ni un segundo antes de que el cambio se diera en mí, antes tuve que trocar la soberbia en humildad.

Invertir tiempo y esfuerzos en llegar a esa humildad, a ese amor, interesarme por las personas a las que tengo el privilegio de servir como líder, es mi inversión más rentable, incluso en el corto plazo, aunque pudiera parecer lo contrario.

¿Qué necesito para hacer en mí ese cambio?

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