Creencia y realidad
Por Jordi Vilá
Creo lo que creo pero, ¿hasta qué punto es esa una verdad irrefutable o tan solo parte de una paleta de verdades simultáneas?, ¿cuándo di por buena e incontestable esa creencia, cuándo me atreví a desautorizar los datos que la desmentían?, simplemente en el mismo momento en el que la ignorancia y la soberbia cegaron mi mente y la condenaron a la oscuridad.
En nuestra infancia se tejen multitud de creencias que damos por buenas, muchas de las cuales lejos de ayudarnos, lo que hacen es constreñirnos. Pasa el tiempo y diferentes vivencias nos hacen considerar una circunstancia como verdad universal, reforzándola una y otra vez, hasta que acaba convirtiéndose en creencia.
Un día somos atacados por un colibrí y, a partir de entonces, vemos a todos los colibríes como enemigos. Cada uno de sus vuelos, se convierte en un ataque, algo que reforzamos negando evidencias que demuestran lo contrario. Nos pueden explicar una y otra vez que eso no es así, pero nuestros sentidos están cerrados a otras experiencias.
La apertura a considerar, ni que sea remotamente, que el otro puede tener razón, que nuestra idea podría tener matices, empezará a iluminar la noche de nuestra vida, dotándola de una luminosidad que hasta entonces nos era desconocida.
¿Cuántas veces habremos dicho, para bien o para mal nunca habría dicho que se comportaría de ese modo?, prueba fehaciente de que la realidad es, tan solo, como la queramos ver.
La humildad de apertura de mente y empatía, nos puede abrir unos horizontes a los que resulta imposible acceder de otro modo.
Hoy es así pero, ¿estoy seguro de eso?, ¿qué ocurrirá si, por un momento, dejara de ser así?.
¿Por qué me he creído que no soy creativo, divertido o ingenioso?, ¿quizás porque un buen día alguien se encargó de remarcármelo hasta la extenuación?. ¿Que ocurriría si pusiera los medios para cambiar esa situación, si por un momento pensara que soy una persona innovadora, divertida e ingeniosa, cómo cambiaría eso mi vida?
Creo mi vida a través de mis creencias, algunas me limitan enormemente, otras me dan alas, ¿cuáles escojo para vivir mi pareja, mi familia, mi circulo de amistades, mi profesión?. Basta con cambiar la posición del observador para que todo sea distinto.
¿Es cierto eso que doy por bueno, o tan solo es una hipótesis?