Coaching de equipos, más allá de la dinamización
Por Jordi Vilá
No, no se trata de un conjunto de dinámicas o del seguimiento de una reunión de trabajo mediante técnicas de shadowing o, por lo menos, no es solamente eso si no mucho más, porque en el acompañamiento de un equipo, la primera de las condiciones es una creencia total y absoluta en su potencial, una admiración por lo que son y lo que pueden llegar a ser.
En ocasiones hay quien quiere saber la estructura pormenorizada de un proceso de facilitación, de coaching de equipos y, cuando la ven, percibo la sorpresa en su mirada, siempre esperan mucha más, más recetas, más objetivos prefijados por el facilitador, más orden y la realidad es que se asemeja más a una Jam session que a una sinfonía.
El coaching de equipos es algo así como un baile. El facilitador siempre sabe que va a bailar, y también sabe que ignora la música que sonará.
Han sido numerosos los equipos con los que he tenido el privilegio de trabajar, envarado en mis inicios, pensando en cada uno de los pasos que debía dar, en el efecto que quería conseguir…sobre mi trabajo, hasta que percibí que solo podría dar lo mejor de mí en el momento en el que me despreocupara de mi y me centrara en el cliente y en su grandeza.
Las personas con las que he interactuado, los equipos de los que formaban parte, todos y cada uno de ellos me han enriquecido en grado sumo, haciéndome crecer mientras ellos se transformaban en aquellos que querían ser y que solo eran a partir del momento en el que decidían dejar de lado resistencias y soberbia…porque el equipo no entiende de soberbia y sí, por el contrario, de humildad, sacrificio y complicidad.
En cada uno de los procesos acabo en una especia de simbiosis con el colectivo, acabo formando parte de ellos, mientras conservo mi individualidad, algo que me permite eliminar el privilegio de rango (Mindell, 1995).
Acababa el proceso de acompañamiento y, en el cierre, aparecía el equipo que iba a ser algo que, como ellos mismos habían descubierto, no iba a ser ni fácil ni rápido, aunque sí apasionante. El mayor de los aprendizajes era que podían ser quienes querían ser y, para ello, debían seguir trabajando duro y considerar que, el objetivo, era el propio camino.
Gracias a todos los equipos con los que he trabajado, a todos los sistemas, porque ellos me han permitido Ser y serlo con ellos, tan solo al admirarlos y permitirme mostrarles lo que estaba viendo.
¿Qué es lo que te falta para iniciar el camino?