Coaching al Ser
Por Jordi Vilá
En ocasiones, especialmente cuando hablamos de utilizar el coaching en las organizaciones, parecemos olvidar que el ser humano, ese que las hace posibles, es un ser holístico que, si bien focaliza su atención en un aspecto cada vez y es marcadamente ineficaz en la multitarea, actúa con toda su esencia en todo momento.
Esto es algo que queda patente cuando observamos nuestras reacciones ante determinados estímulos. Por ejemplo, cuando estamos ante un peligro, toda nuestra energía se centra en ese peligro, nuestro sistema inmunitario se bloquea y somos más vulnerables a posibles enfermedades y más eficaces ante el mismo. Esto es algo que viene de nuestro cerebro reptiliano, el más primitivo, aquel que vela por nuestra vida y nos cuida, no obstante, cuando esto se mantiene, los peligros obviamente se multiplican.
¿Por qué esta introducción con el título que lleva el artículo?, simplemente porque cuando estamos ante una persona que desarrolla funciones ejecutivas, directivas o de impulso emprendedor, debemos considerar que estamos ante un ser completo, no ante una máquina a la que podemos desactivar el airbag como si de un coche se tratara.
En demasiadas ocasiones iniciamos un proceso de coaching ejecutivo y parece que se ignore tal principio universal: el ser humano es un ser completo.
Cuando inicio un proceso de coaching ejecutivo y realizamos la reunión tripartita inicial, en la cual definimos la normativa, objetivos e indicadores, no me canso de repetir que, aunque trabajáramos la escucha con el coachee, deberíamos poner especial atención a todo lo que esta persona experimenta en su interior, sus miedos, sus anhelos, sus ilusiones…absolutamente todo, porque esa escucha deficiente, posiblemente tenga unas causas en las que conviene indagar.
Y ahí es dónde nuestro cliente se convierte en el Ser, en esa persona cuyas capacidades son muy superiores a las percibidas. Ese coaching al Ser no puede conformarse con trabajar la escucha, el liderazgo, la gestión del tiempo o cualquier otro aspecto y debería profundizar en las motivaciones intrínsecas, sean estas cuales sean, no tanto por bucear en el pasado sino para explorar que hacer con ellas en el futuro, sin olvidar que el pasado nos condiciona pero no nos determina en modo alguno.
La magia de la transformación solo es posible desde esa dimensión, la del Ser, ¿o lo que buscamos son simples cambios que desaparezcan al cabo de unos meses?.
¿Coaching al Ser o coaching a las competencias?