Caudilladas de Reyezuelos de medio pelo
Por Jordi Vilá
Hace unos días, Sánchez Gordillo, diputado por las cortes andaluzas, decidía, junto a un grupo de secuaces, perpetrar un robo, en aras de la democracia o, mejor dicho, de su concepto de la democracia.
Entrando en los hechos, podemos ver como, además, fue realizado con la mejor de las tácticas, lo cual hace pensar en la preparación o la posible experiencia en la realización de este tipo de actos, ya que realizaron una maniobra de distracción para atraer a la policía de la población.
Su excusa fue que robaban al rico para dárselo al pobre, lo cual podría convertirlo en un nuevo Robin Hood si no fuera que vivimos en un estado de derecho en el que existen unas leyes para evitar estar en una atmósfera de caos y anarquía. Existen unos mecanismos en nuestra sociedad para canalizar este tipo de necesidades de los más desfavorecidos, como el banco de alimentos u otras ONG’, en las que participan multitud de ciudadanos y organizaciones empresariales.
Esto son hechos incuestionables que merecen un análisis sobre la situación actual, pero no olvidemos que acciones de este tipo nos sitúan a la altura de cualquier república bananera, en la que cualquier reyezuelo de tres al cuarto, puede asumir la potestad de hacerse con un gobierno legítimamente constituido en las urnas. No está muy lejos de la actitud asumida por la presidenta de la comunidad de Madrid cuando realizó declaraciones incendiarias, tanto en el caso de la final del partido de fútbol que enfrentaba a los equipos de otras dos comunidades, como cuando una decisión del Tribunal Constitucional, no fue de su agrado.
Este tipo de personas parece pensar que la democracia tan solo existe en su concepción de la misma, invalidando otras opiniones o actuaciones perfectamente lícitas.
Hoy mismo podrían enamorarme de alguno de los bienes del político andaluz y entrar a su casa a por ello ya que, ¡total!, el tiene unos ingresos garantizados de los que un buen número de españoles carecemos al estar en el paro o como autónomos. No podemos caer en la trampa de entrar en la provocación de este tipo de personajes, ávidos por otra parte de la popularidad y de su poltrona que les garantiza un sustento y sí, por el contrario, trabajar cada uno en la medida de sus posibilidades.
Ayer aparecía en los medios la cantidad de material deportivo español que estaba participando de uno y otro modo en los Juegos Olímpicos de Londres, otra empresa, se había reconvertido y ampliado sus elementos para el automóvil fabricando, junto a un hospital que le guiaba en ello, un mecanismo para la cirugía torácica. Sabemos hacer las cosas, ¡que duda cabe!, así que no nos dejemos impresionar por baladronadas de tres al cuarto de unos y otros políticos de oscuros intereses personales, por más que ellos defiendan unos intereses democráticos que no parecen serlo.
No nos dejemos atrapar por este tipo de situaciones, si no, ¿Qué tipo de sociedad tendremos con actuaciones de esta calaña?