Casualidad causal

Se diría que es un acertijo, y nada más lejos de eso, no responde al concepto de azar, suerte o destino y, bien al contrario, está basado en la “acción intencionada”, es curioso ver como hay gente que tilda de suerte los frutos del esfuerzo, quizás oculto, pero esfuerzo al fin.

Es casualidad, cierto, como también lo es que viene provocada por una causa: la acción que he puesto para que tal o cual cosa ocurriera, para que el cambio primero y la transformación después, se produjeran.

Hace algún tiempo un anuncio televisivo de una emisora de radio lo plasmaba de forma realmente brillante, y es que como nos diría Ben Johnson, “contra más entreno, más suerte tengo

También Picasso evocaba a la musa aunque apostillando “cuando llegue la inspiración, que me encuentre trabajando” y es que, desengañémonos, por más fácil que pueda parecer, hay condicionantes que permiten que algo ocurra y, como dijo Paco Muro (2005, p. 25) “si no vas, dejémonos de historias, ¡no has ido!”

La suerte puede que juegue un papel, y para tener ese boleto de lotería de la suerte, hay que comprarlo primero, y eso puede significar mucho esfuerzo, o simplemente estar en el lugar adecuado, en cualquier caso, hacer que las cosas ocurran en lugar de esperar a que pasen.

Recientemente un cliente con el que nos ha unido un destino común, tomaba consciencia de que está viviendo un momento clave por el hecho de estar moviendo ficha y tener inquietudes y, si no lo hubiera hecho, su camino hubiera sido distinto.

Foco, voluntad, constancia y aprender de la relatividad de las cosas, son algunos de los ingredientes que nos ayudarán a ir tejiendo, poco a poco, nuestro propio destino, dejando a la suerte tan solo las migajas finales del exquisito plato.

¿Suerte o consecuencia?

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