Capacidad
Por Jordi Vilá
Dicen que en una ocasión se organizó una olimpiada en el bosque y a ella acudieron todos los animales que allí vivían. El águila ganó en vuelo, la liebre en carrera, el pato en natación… pero hete aquí que el jurado quiso probar que todos eran capaces de hacerlo todo.
El pato intentó correr, lo intentó una y otra vez, pero sus movimientos torpes en tierra, contrastaban con su elegancia y velocidad en el agua, y es que sus pies palmeados, le impedían tener ese movimiento de un modo eficaz, así que empezó a fijarse en los diferentes animales y vio que todos ellos tenían sus pies de un modo distinto así que, ni corto ni perezoso, decidió cercenar sus extremidades.
Hecho esto y curadas las heridas comprobó como, aún y sin ser el más rápido de los animales, tampoco era el más lento, lo cual le produjo una gran alegría…hasta que entró en el agua y comprobó como sus patas no respondían igual que antes y había perdido su extraordinaria capacidad de nado.
En nuestra vida, en demasiadas ocasiones, pretendemos pertenecer al grupo, sin entender que en la diversidad está la riqueza y que, lo que puede parecer una carencia, no es tal si no un auténtico regalo.
Personas con sus capacidades visuales disminuidas, desarrollan otras que palian, y con diferencia, lo que podría parecer a priori una limitación; el propio cuerpo, a través del sistema nervioso, incrementa el desarrollo neuronal de otros sentidos. Accidentes que nos dejan postrados y teóricamente incapacitados, nos obligan a activar otros recursos e incluso se produce la creación de nuevas sinapsis, que permiten nuevos caminos para realizar la misma función.
Si nos centramos en nuestras capacidades, todo un universo se abrirá ante nosotros, sin más limitación que la que nosotros mismos nos queramos imponer.
El pato fue capaz de cortar sus maravillosos pies por tener una capacidad pedestre mediocre, en lugar de perfeccionar sus dotes acuáticas, con lo que se convirtió en un ser anodino e insustancial. Aceptar lo que soy y potenciarlo hasta su máxima expresión redundará en un aprovechamiento de los recursos; al final, no soy lo que tengo si no lo que Soy.
¿Me decido, por fin, a aceptar lo que soy, crecer en ello y aprovechar ese don?