Camino de crecimiento
Por Jordi Vilá
Son tus hechos, no tus palabras.
Tus silencios, no tus gritos.
Tu presencia, no tu ausencia.
Tu ejemplo, no tu doctrina.
Tu sonrisa, no tu ira.
Tu compasión, no tu rencor.
Tu humildad, no tu soberbia.
Tu generosidad, no tu codicia.
Tu respeto, no tu condescendencia.
Tu amor, no tu odio.
Tu admiración, no tu envidia.
Tu curiosidad, no tu altivez.
Tu rigor, no tu pusilanimidad.
Tu flexibilidad, no tu rigidez.
Tu sinceridad, no tu mascara.
Tus errores, no tu perfección
Todo eso es lo que me sedujo cuando decidí compartir mi camino y, en él, un aprendizaje continuo, porque es el propio camino la meta, y solo así sé que lo podré recorrer en plenitud.