Aprendizajes en el cataclismo
Por Jordi Vilá
Reflexionando en estos días de descanso, me reafirmo en que soy un afortunado, aunque hasta ahora no había tomado conciencia de hasta qué punto lo soy y me explico.
Hay un sin fin de situaciones que pensé que habían sido desafortunados cuando la verdad es que habían sido desafiantes, retadoras y motivo de crecimiento personal importante, incluso de catarsis, que me transformaron, permitirme que os exponga algunas.
Un esguince de tobillo, algo que podría parecer baladí y que resultó doloroso por motivos físicos y emocionales y que me llevó a realizar uno de los cambios más radicales en mi vida, de algún modo, ese esguince me permitió ser hoy quien soy, seguramente de no haberlo hecho el resultado habría sido la destrucción personal.
Siendo socio de una consultora decidí abandonar la firma, con lo que ello conllevaba de pérdida económica y profesional sin ser consciente de que, incluso a esos niveles, fue una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida, aun impactando de la forma en que lo hizo en la economía familiar.
Estas son solo dos de las muchas encrucijadas que he encontrado en mi camino vital, podría relatar muchas más, aunque creo que estas son suficientemente reveladoras como para ver que los aprendizajes estaban ahí, aunque no fui capaz de verlos hasta que no estuve preparado para ello.
Lo que saco de todo esto no es ni más ni menos que el mayor de los aprendizajes: situaciones que pensé que eran mi fracaso, que eran lo peor que podía pasarme, se revelaron como catalizadoras de crecimiento personal, espiritual y profesional.
Volviendo al ahora, ¿qué sentido positivo puede tener lo que ahora valoras como un fracaso, un error o un cataclismo?
La ensalada de la transformación está llena de ingredientes inesperados, tener esperanza y confiar en que todo tiene un sentido te permitirá vivir con serenidad, ¿qué análisis haces de todo ello?