¿Apego o libertad?
Por Jordi Vilá
Es el miedo el que nos mantiene maniatados, o quizás alguien me hablará de la prudencia pero es, ni más ni menos, el miedo a ser rechazado o, lo que es lo mismo, el apego, apego a las personas que nos aprecian, apego al puesto que ocupamos, apego al estatus que pensamos tener, apego a nuestras posesiones (efímeras por otra parte).
¿Qué ocurriría si fuera capaz de desapegarme realmente, si fuera lo suficientemente valiente como para pensar que aquellas personas me seguirán apreciando por Ser quién Soy, no por mis opiniones o creencias?
¿Qué ocurriría si fuera capaz de pensar que trabajos y proyectos hay muchos, y que yo soy único e insustituible y, por tanto, el puesto que ocupo es temporal.
¿Qué pasaría si ese apego a mi estatus lo considerara, como realmente es, transitorio?
No hay mayores anclas que aquellas que nos creamos nosotros, pensando que lo material es perdurable y signo de grandiosidad. No hay mayor grandeza que la grandeza de la humildad y el asombro.
Cada vez más voy viendo como las personas que más me impactan son personas con una gran autoestima, marcado desapego y generosidad sin límites, gentes que con tan solo una mirada son capaces de crear en mi un sentimiento de confianza y de acogida.
Lejos quedan ya los tiempos de aceptar lo inaceptable por miedo a perder ese trabajo o ese proyecto, a variar posturas tan solo por pertenecer a mi tribu, a traicionar profundos valores por no perder un prestigio que hoy sé que no es tal sino un simple espejismo.
Yo decido, siempre decido, y debo evitar excusarme en el tan manido argumento de – no tenía elección –, porque la hay, siempre la hay, por más que me empecine en negarlo.
Hoy entiendo bien una frase que en su día me impactó y poco a poco va calando más y más en mi: ligero de equipaje.
¿Liberarse de cadenas o incrementarlas?, la respuesta está en el viento. Te animo a ver este vídeo, tan solo dura algo más de 2 minutos y quizás, solo quizás, te de alguna pista: